miércoles, 20 de noviembre de 2013

EL CAZADOR DE DRAGONES

EL CAZADOR DE DRAGONES

Dicen que si deseas algo con mucha intensidad siempre se acaba cumpliendo.
quizá por el simple echo natural de pensar y pensar en lo mismo  “ donde te llevan tus pensamientos, te llevaran tus pasos”.

Cuando era un niño, soñaba con cazar dragones, era una actividad, divertida y llena de aventuras, tenias que indagar, investigar, localizar la cueva donde vivía el dragón, esto suponía un viaje atravesando montañas, parajes siempre abruptos e inhóspitos que ya eran una aventura en si, luego tenias que enfrentarte al dragón, trazar un plan, mantener la calma durante la lucha, estar bien entrenado en las artes de combate, ser ágil, batallar, luchar al limite;
 pero tenia una pega, hacerlo  solo era aburrido, por eso siempre en mi sueños estaba mi mejor amigo, mi fiel escudero, escudero por que naturalmente yo era siempre el protagonista de la “ película” a ver!!!! El sueño era mío, no?

Mi fiel escudero, no se quedaba en la sombra, luchábamos juntos, me cubría la retaguardia, siempre estaba atento y cuidaba de mí y después de triunfales batallas, celebramos el éxito, saltando y bailando sobre los tesoros que habíamos conseguido arrebatar al dragón.

Todos los retos comienzan con el primer paso, mi infancia no transcurrió, en una casa , entre 4 paredes, rindiéndome al poder de la TV, mi campo de acción era la calle, la calle y el territorio alrededor, por suerte para mi, colinas, campos de labranza, olivares, manantiales, arroyos, charcas, barrancos, pequeñas cuevas…
Un territorio inmenso por explorar, pero, por mas que soñaba y deseaba encontrar esos dragones, nunca había señales de ellos.

De esas incursiones infantiles en las que nos pasábamos días investigando, metidos en pequeñas cuevas, escalando las  paredes terrosas de un barranco, metiendo los pies en una charca llena de renacuajos, subiéndonos a los árboles, investigando rincones vírgenes para nosotros, de ahí de desarrollamos el gusto por descubrir, de querer siempre ir mas allá, de saber que había detrás de esa colina, de satisfacer nuestras ansias de explorador.

 Conforme crecíamos el territorio a nuestro alrededor se iba quedando pequeño, ahora mirábamos un poco mas allá, aquellas montañas que veíamos a lo lejos. Habíamos crecido, nueva etapa, nuevo terreno de aventuras, La  Pedriza , Guadarrama, Sierra de  la Cabrera, allí nos plantábamos cada fin de semana, con la misma  curiosidad que cuando éramos niños, con la misma filosofía de descubrir, de llegar mas alto y mas lejos, y así fuimos derrotando gigantes, Pico de la miel, Peñalara, Cabezas de hierro, La Bola del mundo, risco de los claveles, el Almanzor  y muchos …muchos mas.

Hasta que un día, descansando al lado de la laguna de Peñalara, un frío día de inverno, de repente apreció mi Dragón, inmenso, desafiante me quede paralizado, me sentía tan pequeño a sus pies, como una visión apocalíptica surgiendo entre la niebla allí estaba mirándome fijamente;


El contrafuerte derecho del lago de peñalara “ el trapecio” una  gran mole de roca inmensa e inaccesible, que me miraba desafiante.
Al fin había encontrado un dragón al que enfrentarme, y vencerle no seria tarea fácil, como en mis sueños necesitaba un plan, grandes dosis de destreza, agilidad, fuerza y conocimientos en el arte de luchar, y además no podía hacerlo solo, mi amigo me cubriría la retaguardia, cuidaríamos el uno del otro, los dos nos enfrentaríamos al monstruo.

 Conseguimos las armas adecuadas,( cuerda, arneses, pies de gato)nos instruimos en el noble arte de la escalada y atacamos por sorpresa, y después de una lucha sin tregua el dragón cayo rendido a nuestros pies, esa noche saltamos y bailamos sobre los tesoros conquistados, bailamos sobre el miedo, llegamos a lo mas alto y salimos victoriosos.
Esa fue la primera victoria de muchas,  pero el primer paso ya lo había dado cuando apenas era un niño, despertar el placer de descubrir, de llegar siempre un poco mas lejos, de darlo todo en el intento, de no rendirse y de estar siempre avanzando, esa es la filosofía de un cazador de dragones.


Siempre estuvieron ahí, pero solo se mostraron cuando estuve preparado para vencerlos. antes no pude verlos y ahora vivo rodeado de ellos.




Goin Rodríguez.

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