EL CAZADOR DE DRAGONES
Dicen que si deseas algo con mucha intensidad siempre
se acaba cumpliendo.
quizá por el simple echo natural de pensar y pensar en
lo mismo “ donde te llevan tus
pensamientos, te llevaran tus pasos”.
Cuando era un niño, soñaba con cazar dragones, era una
actividad, divertida y llena de aventuras, tenias que indagar, investigar,
localizar la cueva donde vivía el dragón, esto suponía un viaje atravesando
montañas, parajes siempre abruptos e inhóspitos que ya eran una aventura en si,
luego tenias que enfrentarte al dragón, trazar un plan, mantener la calma
durante la lucha, estar bien entrenado en las artes de combate, ser ágil,
batallar, luchar al limite;
pero tenia una
pega, hacerlo solo era aburrido, por eso
siempre en mi sueños estaba mi mejor amigo, mi fiel escudero, escudero por que
naturalmente yo era siempre el protagonista de la “ película” a ver!!!! El
sueño era mío, no?
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Todos los retos comienzan con el primer paso, mi
infancia no transcurrió, en una casa , entre 4 paredes, rindiéndome al poder de
la TV, mi campo de acción era la calle, la calle y el territorio alrededor, por
suerte para mi, colinas, campos de labranza, olivares, manantiales, arroyos,
charcas, barrancos, pequeñas cuevas…
Un territorio inmenso por explorar, pero, por mas que
soñaba y deseaba encontrar esos dragones, nunca había señales de ellos.
De esas incursiones infantiles en las que nos
pasábamos días investigando, metidos en pequeñas cuevas, escalando las paredes terrosas de un barranco, metiendo los
pies en una charca llena de renacuajos, subiéndonos a los árboles, investigando
rincones vírgenes para nosotros, de ahí de desarrollamos el gusto por
descubrir, de querer siempre ir mas allá, de saber que había detrás de esa
colina, de satisfacer nuestras ansias de explorador.
Conforme
crecíamos el territorio a nuestro alrededor se iba quedando pequeño, ahora
mirábamos un poco mas allá, aquellas montañas que veíamos a lo lejos. Habíamos
crecido, nueva etapa, nuevo terreno de aventuras, La Pedriza , Guadarrama, Sierra de la Cabrera, allí nos plantábamos cada fin de
semana, con la misma curiosidad que
cuando éramos niños, con la misma filosofía de descubrir, de llegar mas alto y
mas lejos, y así fuimos derrotando gigantes, Pico de la miel, Peñalara, Cabezas
de hierro, La Bola del mundo, risco de los claveles, el Almanzor y muchos …muchos mas.
Hasta que un día, descansando al lado de la laguna de
Peñalara, un frío día de inverno, de repente apreció mi Dragón, inmenso,
desafiante me quede paralizado, me sentía tan pequeño a sus pies, como una
visión apocalíptica surgiendo entre la niebla allí estaba mirándome fijamente;
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Al fin había encontrado un dragón al que enfrentarme,
y vencerle no seria tarea fácil, como en mis sueños necesitaba un plan, grandes
dosis de destreza, agilidad, fuerza y conocimientos en el arte de luchar, y
además no podía hacerlo solo, mi amigo me cubriría la retaguardia, cuidaríamos
el uno del otro, los dos nos enfrentaríamos al monstruo.
Conseguimos las
armas adecuadas,( cuerda, arneses, pies de gato)nos instruimos en el noble arte
de la escalada y atacamos por sorpresa, y después de una lucha sin tregua el
dragón cayo rendido a nuestros pies, esa noche saltamos y bailamos sobre los
tesoros conquistados, bailamos sobre el miedo, llegamos a lo mas alto y salimos
victoriosos.
Esa fue la primera victoria de muchas, pero el primer paso ya lo había dado cuando
apenas era un niño, despertar el placer de descubrir, de llegar siempre un poco
mas lejos, de darlo todo en el intento, de no rendirse y de estar siempre
avanzando, esa es la filosofía de un cazador de dragones.
Siempre estuvieron ahí, pero solo se mostraron cuando
estuve preparado para vencerlos. antes no pude verlos y ahora vivo rodeado de
ellos.
Goin Rodríguez.